La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) carece tanto de potestad como de herramientas para controlar que la banca no traslade el coste del nuevo gravamen al cliente, tal y como quiere el Gobierno, según informan fuentes financieras a este diario. El tributo al sector bancario que tramita el Congreso de los Diputados pone en un brete a la autoridad de la competencia por varias cuestiones. De un lado, se le va a imponer esta función por ley y por tanto se queda prácticamente sin herramientas para rebatirlo, y de otro porque su cometido es vigilar que se da el correcto funcionamiento de la competencia tanto en interés de los consumidores como de las empresas, cuando el Banco Central Europeo (BCE) ya ha advertido en su informe sobre el gravamen que es anticompetitivo.
A pesar de los avisos del organismo que preside Christine Lagarde, que además ha pedido que el sector financiero traslade al cliente el coste del tributo de conformidad con las buenas prácticas internacionales, según marca la directiva de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), el Gobierno deja a los pies de los caballos a la CNMC al asegurar que no permitirá a los bancos que repercutan este coste al cliente y poniendo así al organismo de escudo.
En la CNMC, según las fuentes financieras consultadas, hay mucha inquietud e incomodidad respecto a la función que le pretende otorgar la actual propuesta de ley, especialmente cuando el BCE ya ha dicho que el tributo a la banca “podría falsear la competencia en el mercado y perjudicar la igualdad de condiciones tanto dentro del país como en toda la unión bancaria” ya que no grava a todas las entidades, solo a aquellas que ingresan más de 800 millones y además, que son españolas, dejando fuera a bancos extranjeros que operan en nuestro país.
Fuente: eleconomista