Los últimos datos que tenemos sobre la mesa sobre hipotecas y euríbor no son nada alentadores para aquellos ciudadanos que tienen firmada una hipoteca a tipo variable. Durante el mes de septiembre, el euríbor ha escalado por encima del 2,4 % en su tasa diaria. Esto no ocurría desde enero de 2009, de modo que aquellos que tengan firmadas hipotecas a tipo variable a las que toque revisión verán incrementadas notablemente las cuotas.
Por si esto fuera poco, desde el comparador HelpMyCash pronostican que este índice podría cerrar 2022 con un valor rozando el 3 %. ¿Esto qué significa? Pues que los clientes que más lo notarán serán aquellos que tengan que revisar en enero. Si hasta ahora se les aplicaba un euríbor del -0,502 %, verán como el interés sube en 3,5 puntos tras la actualización de su contrato.
De este modo, si el euríbor termina el año en el 3 %, una persona con un préstamo medio de 150.000 euros a 25 años y un interés de euríbor más 1 % a la que toque revisión de su contrato con el valor de diciembre sufrirá un aumento en su cuota de alrededor del 50%, al pasar de pagar 532 euros al mes a 792 euros (el encarecimiento será de unos 3.120 euros al año).
El coste de las hipotecas variables se dispara por el incremento del euríbor
El interés de las hipotecas variables se calcula sumando el diferencial (un porcentaje fijo) y el índice de referencia (que en la mayoría de casos es el euríbor). Según el contrato, este interés puede revisarse cada seis o doce meses, de modo que el banco se apoyará en el último valor registrado por el euríbor para recalcular el interés y, en consecuencia, las cuotas del préstamo. ¿Qué ocurre si sube el euríbor? Pues que las mensualidades de la hipoteca se revisan al alza y el hipotecado termina pagando un recibo más elevado. En este caso, como decíamos, hasta un 50 % más alto.
¿Tengo que cambiarme ahora a una hipoteca a tipo fijo?
Es muy lógico pensar que, ante esta situación, lo más recomendable sea cambiar la hipoteca de tipo variable a fijo. Esto es perfectamente posible a través de un mecanismo llamado novación, si se realiza con la misma entidad bancaria. Hay otra opción, que es la subrogación hipotecaria, que consiste en pasar la hipoteca de un banco a otro, si las condiciones del préstamo pueden mejorar.
Lo primero que debes saber es que, a diferencia de las variables, las hipotecas a tipo fijo suelen tener un tipo de interés más elevado. Esto hace que sea perfecta para préstamos a corto plazo (menos de veinte años). Las hipotecas variables, en cambio, suelen estar más indicadas para préstamos con plazos de amortización más largos (de 30 a 40 años). Las cuotas bajan si el euríbor baja y suben si este se incrementa. No hay ningún otro secreto.
Con el incremento del euríbor, los hipotecados con préstamos a tipo variable verán subir las cuotas. Y los bancos encarecerán las hipotecas a tipo fijo, que hasta hace unos meses resultaban bastante más rentables. En su lugar, el interés para las hipotecas de tipo variable se reducirá, de modo que terminará siendo interesante seguir contando con una hipoteca a tipo variable. No en vano, las hipotecas a tipo fijo ofrecerán menos margen de beneficios a las entidades, que terminarán relegando este producto a un segundo plano.
A la hora de tomar la decisión, lo más recomendable es comparar las ofertas entre entidades. Es muy posible que para las primeras cuotas, una hipoteca a tipo fijo no nos parezca la opción más acertada, ya que las hipotecas de tipo variable serán más atractivas a partir de ahora. ¿Qué puede hacer que nos decantemos por una u otra opción? El tiempo en que vayamos a estar hipotecados.
Los expertos sostienen que este año el euríbor alcanzará el 3 % y que durante 2023 siga incrementándose. Esto hará que las hipotecas variables sigan revisándose al alza y los hipotecados paguen cuotas mensuales mucho más elevadas. Por tanto, este sigue siendo un buen momento para realizar el cambio si se localiza una hipoteca lo suficientemente rentable en el catálogo de las entidades bancarias.
¿Cómo puedo realizar el cambio de hipoteca variable a fija?
Hay varias maneras de realizar el cambio de hipoteca variable a fija. Y son las siguientes:
La primera es la que denominamos novación, que consiste en un cambio de las condiciones, pero no tendrás que marcharte de tu banco. Eso sí, tendrás que contactar con tu asesor bancario de confianza para obtener una oferta. Si las condiciones te gustan, habrá que realizar una tasación de la vivienda y ponerse de acuerdo con el cambio. Como es lógico, la novación tendrá que firmarse ante notario.
La siguiente opción es la subrogación. Es decir, cambiar el préstamo de banco. Si las condiciones que propone tu entidad bancaria para la hipoteca a tipo fijo no te convencen, habrá llegado el momento de explorar qué otras opciones tienes. Lo ideal es pedir distintas ofertas y comparar hasta obtener la mejor opción. El proceso, lógicamente, será como empezar con una hipoteca de cero (incluida tasación, estudio económico, notario…).
Por último, también puedes optar por cancelar tu hipoteca actual y contratar una hipoteca nueva, en este caso a tipo fijo. Es preciso que realices la solicitud para una hipoteca nueva y vayas dando todos los pasos: tasación, notario, liquidación de la deuda, registro, etcétera.
Y no te duermas en los laureles. Ya ves que el mercado hipotecario está cambiando al loco ritmo de la economía, con pocas certezas en el largo plazo y con pocas también para el más corto. Si te toca revisión a principios de 2023, este es un buen momento para realizar el cambio. Ten en cuenta que este tipo de procesos se alargan entre dos y tres meses. Sé cauteloso y estudia bien todas las opciones. Con el cambio puedes ahorrarte un buen pico mes a mes y año a año.
(Fuente: habitaclia)